domingo, 13 de noviembre de 2011

ÉTICA Y RESPETO.


Cuando alguien milita en un partido, la ilusión y el convencimiento de que haces lo razonable te lleva a luchar por tus ideas siempre que entiendas, la diferencia entre adversario y enemigo.
Cuando se pone en marcha la locomotora electoral, deberíamos tener la libertad de ejercer nuestro trabajo de forma libre y segura.
 Cuando nos cruzamos por la calle con un grupo de convencidos, militantes o no, con su carteles y con la ilusión por compañía, es necesario verlo con naturalidad y no arremeter con insultos o quizás algo peor, pobre de aquel, que etiqueta a las personas por su ideología.
El peligro de una democracia relativamente joven como la nuestra es la tensión que se palpa en el ambiente, lo complicado del panorama, las dificultades económicas y las desigualdades sociales debidas a las circunstancias que nos llevan, a la difícil tesitura de pasar el trámite de unos comicios de una forma totalmente natural, a convertirlos en una revancha.
Es especialmente irresponsable aprovechar cualquier foro de comunicación o reunión para ridiculizar o insultar políticamente al adversario.
 No debemos confundir los debates sanos y constructivos con el linchamiento dialéctico, convirtiendo al interviniente de turno en un individuo con una falta tal de educación y respeto, que sonrojarían hasta su corbata de marca y sus puros habanos.
Cuando pasen estos días de sanas criticas no siempre constructivas, estoy convencida de que volverán las palmaditas en las espalda, y el si te critiqué ya no me acuerdo.
Lo dicho ética y respeto, el maridaje perfecto.
http://www.dclm.es/noticia.php?noticia=104473