sábado, 10 de diciembre de 2011

Y ahora, ¿qué?


¡No puedo creer que esta situación se esté dando en mi país!
Tras unas elecciones generales ganadas legítimamente por los conservadores españoles, es inexplicable el deterioro social al que nos están llevando en tan poco tiempo y las expectativas que nos están anunciando, como pueden ser la subida del IVA, la privatización de la sanidad publica, los minisueldos irrisorios de 400 euros, la muerte anunciada de la necesaria ley de dependencia, la privatización de la educación, etc.
No me entra en la cabeza ni en el alma que los parados de larga duración con el poder adquisitivo por los suelos, el ánimo y el autoestima totalmente perdidos, se vean sin tarjeta sanitaria. Supongo que los votantes de la derecha española estarán orgullosos de esta circunstancia, estamos abogando por el aniquilamiento de la clase media que tanto nos costó establecer.
Me vienen a la memoria los comentarios de las buenas gentes que llegaron a creer en los cantos de sirena de la presidenta Cospedal y que fueron tan convencidos a depositar legítimamente su voto en las urnas permitiendo el nombramiento, lástima que varios meses después algunas de esas personas, necesitadas de atención, se encuentren con la penosa experiencia de no percibir su ayuda como dependiente porque el gobierno autonómico no tiene a bien hacer llegar un dinero que le transfiere puntualmente el ministerio a sus cuentas corrientes.
Me extraña constatar que los voceros del PP pidan ahora sensatez y cordura para sacar adelante a nuestra economía tan deteriorada, cuando se han
pasado varios años dinamitando cualquier intento de consenso en beneficio de todos.
 A pesar de todo les deseo suerte porque el bienestar de mi gente es lo mas importante, ese es un rasgo que nos diferencia claramente en mi opinión de la derecha española.